Los proyectos de mayores se adaptan: en tiempos de confinamiento también hay acompañamiento
Hasta hace unas semanas alrededor de 300 personas voluntarias de Cáritas se encontraban regularmente con casi 400 personas mayores de sus barrios y pueblos. Los planes eran variados: compartir un rato de charla en el domicilio o la residencia, dar un paseo o tomar un café, jugar una partida de cartas, reunirse en un local parroquial para estar con otras personas mayores y hacer una actividad… Pequeñas cosas que tienen un gran valor porque nos ayudan a sentirnos personas queridas, escuchadas, valoradas, conectadas, ilusionadas… y sobre todo vinculadas. Y es que en esto del acompañamiento gratuito a las personas mayores y de tratar de aliviar su sentimiento de soledad se va forjando una relación tú a tú tan profunda, duradera y significativa para ambas que acabamos no sabiendo quién acompaña a quién.
Pero llegó la preocupación por ese virus que decían que era muy agresivo, y con ella la restricción de las visitas a las residencias, el cierre de locales y, finalmente, el confinamiento en nuestras casas. Estamos en una situación que parece de ciencia ficción, que asombra incluso a quienes han vivido las guerras y otras dificultades del siglo XX. Son circunstancias en las que todos tenemos más incertidumbre y más necesidad de compartir lo que sentimos, de hablar sobre lo que estamos viviendo y a veces sobre otras cosas… La imposibilidad de estar juntos aumenta nuestra necesidad de sentirnos cerca, y los proyectos de mayores se las han ingeniado para seguir estando “al lado”.