Rutinas de confinamiento para mantener el corazón grande, fuerte y generoso.
El día anterior a confinarnos, estuvimos parte de la familia celebrando el cumpleaños de mi madre, es verdad que ya no nos besamos, pero estuvimos sentados alrededor de una mesa.
Desde entonces todo ha cambiado: cada uno nos metimos en nuestra casa y, en mi caso, me quede sola en cuestión de pocos días. Y, desde mi casa, he encontrado diferentes modos de habitar mi soledad: videoconferencias, llamadas, WhatsApp… Formas de seguir manteniendo y cuidando lazos con gente más o menos cercana.