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Etxepel, la solidaridad abre de par en par

En Etxepel, centro de atención integral a personas en situación de vulnerabilidad, la llegada del confinamiento supuso un fuerte mazazo, especialmente duro porque la soledad y penuria podrían sentirse de una forma mucho más dramática entre nuestra gente. Tuvimos que reinventarnos para no perder un ápice del calor y la cercanía que cada día logramos sintiéndonos familia.

Entre miedo e incertidumbre, comenzamos a desarrollar un nuevo plan de actuación porque el 13 de marzo se acabaron los desayunos grupales, las ronditas para comenzar el día, la huerta, el gallinero, las compras, las decisiones conjuntas sobre qué comemos, quién quiere cocinar, las tutorías y acompañamientos, las clases de yoga, baloncesto, las excursiones semanales, las risas con Wilma, nuestra perra y las sobremesas largas y acogedoras, los juegos de mesa y el disfrute en la pérgola del jardín…. Tantas y tantas actividades que llenaban de vida nuestro centro, nuestra casa, nuestras vidas.

Pero las personas continuamos, así que nos pusimos en marcha para que nadie quedara fuera, para poder llegar a todas y todos de la mejor manera posible. Lo primero fue asegurarnos de que todas las personas que acompañamos estuviesen en las mejores condiciones para afrontar el confinamiento, nos aseguramos de que sus viviendas o habitaciones estuviesen en buen estado para este largo periodo. Si alguien necesitaba internet en su móvil, tan necesario en estos momentos, les dotamos de ello; ¿televisor? también, bicicletas estáticas para hacer ejercicio en casa, música, películas…, y creamos un grupo de WhatsApp para compartir ideas, sentimientos, chistes, recetas, música, libros, artículos, juegos…, para sentir que la distancia no nos separa. Hacemos clases de gimnasia online para desentumecernos y vernos las caras y reír, sí, también reír.

La vida en Etxepel continúa, la pensión social sigue en marcha, con tres mujeres refugiadas, dos de ellas con menores a cargo que llenan de vida el centro. Como en cualquier casa, las medidas de protección y de cuidado están muy presentes y, como en cualquier familia, nos inventamos lo que sea necesario para que estos días pasen mejor. Felices con los más txikis porque pueden disfrutar del jardín y la huerta para jugar y desfogarse.

En el equipo de profesionales nos vamos repartiendo entre el acompañamiento en la pensión, el mantenimiento del centro, visitas a los pisos, acompañamientos médicos o donde haga falta, coordinaciones para un mejor trabajo en red, reuniones de equipo donde volcar nuestras preocupaciones y nuestras alegrías, buscar nuevas estrategias y apoyarnos también… Visitamos a las personas en sus domicilios y acudimos a los dos pisos de Eguzkilore que acompañamos y donde residen siete personas actualmente. Hay a quien no es posible atenderle en su casa y viene a Etxepel. Trabajamos también telemáticamente, al móvil todo el día pegadas… Si hay que ir hasta Ondarroa porque alguien necesita compañía, se va, con la atención puesta en cada persona y en su situación; pero lo mejor es que también ellas y ellos están pendientes del equipo y del voluntariado, se preocupan porque saben que el confinamiento nos afecta por igual, no hay distinción, remamos en el mismo barco por esta travesía. Son ellas, las personas a las que acompañamos, quienes refuerzan nuestras ganas e ilusión para seguir adelante sabiendo que esto también pasará y algo nuevo surgirá.

La capacidad de aceptación, de resiliencia en momentos de crisis, la fuerza y el valor que muestra nuestra gente ante la dificultad del momento, su cariño, hace que sintamos, una vez más, la riqueza de poder acompañar estos procesos de gran aprendizaje colectivo.

En Etxepel nuestra entrega se ve mil veces recompensada por lo recibido. El voluntariado, como siempre, acompañando con llamadas de teléfono y mensajes para preguntar e interesarse… son parte imprescindible de ese corazón grande que formamos conjuntamente. Lo que te pasa a ti, me afecta a mí.

Desde Etxepel nuestra receta contra la angustia y desaliento que a veces nos invaden es la ESPERANZA para reunirnos pronto de nuevo.

#lasolidaridadnocierra

Elena Morcillo Juliani

Educadora Social de Etxepel

Cáritas Bizkaia