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En red: más y mejor

La experiencia de los proyectos Bizi-Bete durante la pandemia.

Esta situación que estamos atravesando ha hecho que muchos comportamientos, situaciones, acciones… se hayan visto modificados. Los proyectos de Caritas que acompañan a personas mayores, y que contaban siempre con una presencia física de persona voluntaria y persona acompañada, han tenido que cambiar su forma de hacer para poder continuar con su objetivo: acompañar, compartir y estar atentos a las nuevas necesidades que podían surgir.

Concretamente, los proyectos BIZI BETE (Irala, Casco Viejo y Basauri) se desarrollaban con presencias semanales en los locales de los que disponemos y tuvimos que cerrar sus puertas al decretarse el estado de alarma. Ya no eran posibles esos encuentros, y había que hacer algo para que ese contacto siguiera existiendo, para que el vínculo que había nacido siguiera vivo y que un «virus» no acabará con él; los equipos de voluntariado decidimos, desde el primer día, que había que buscar fórmulas para seguir adelante con ello.

Como dice Sebastián Mora (director de Cáritas Española durante muchos años): «Esta crisis nos ha enseñado que solos no somos nada, que hemos de cuidar la fragilidad…». Aprovechando el recurso más utilizado en esta crisis, el «bendito” teléfono, nos pusimos manos a la obra y las llamadas a nuestras queridas «personas mayores» se han sucedido todas las semanas, muchas veces dos veces por semana y en algunos casos, en los que se sabía que las personas podían estar más frágiles, más vulnerables, con peor ánimo o menos apoyos, las llamadas han sido incluso diarias. Y no solo es el voluntariado quien ha llamado, sino que las propias personas mayores se han comunicado entre ellas y han llamado a las voluntarias. Todo un detalle que nos confirma que, ante situaciones difíciles, nos volvemos más humanos.

También les invitamos a escribir cartas, pintar mándalas, etc. para enviarlas a otras personas, también mayores, pero en situación más difícil, al encontrarse confinadas en residencias. Se trataba de la iniciativa de la Diócesis y Cáritas “Cerca de las personas mayores que viven en residencias”. No dudaron en ponerse manos a la obra y escribir verdaderas joyas para animar a otros. Un rasgo de generosidad.

Decía Homero «No son en vano los más débiles, si su fuerza se une». Y eso es lo que hemos intentado llevar a la práctica. Se han ido tejiendo redes de solidaridad. Muchas personas voluntarias tenemos unos cuantos años y hay en las que no podíamos ayudar, pero sí hemos colaborado en un aspecto del que ya teníamos experiencia. Sabíamos lo que representaba para muchas personas el no poder tener contacto con sus familias, no ver a sus amistades, y cuidar el aspecto humano, afectivo es muy importante y ahí es donde nos involucramos. Nuestros vínculos con las personas nos han permitido recoger necesidades y conocer cambios en sus realidades, y hemos podido ayudar informando y poniéndoles en contacto con quienes las podían atender (otros proyectos de Cáritas, redes, Servicios Sociales, sanidad…). Ha habido quien ha necesitado compañía para ir al médico, unos libros para entretenerse, unas lanas para tejer, apoyo psicológico profesional o gestiones para su vida diaria ante el avance de su demencia…

También, y no menos importante, hemos contado con la colaboración de alumnado de la Universidad de Deusto y de la Facultad Padre Ossó, adscrita a la Universidad de Oviedo, que telefónicamente, han realizado con nuestras mayores actividades y ejercicios para trabajar el aspecto cognitivo y realizar “gimnasia mental”.

Las personas mayores, desde su experiencia de vida han sabido trasladarnos su paciencia y su aguante aprendido en tantas batallas vividas. Han vivido con espíritu de recogimiento y fortaleza este temporal que nos ha encerrado en nuestras casas. También, muchas de ellas se han sentido cuidadas por las instituciones públicas que les han llamado: ¿cómo estás?, ¿necesitas algo? Desde Caritas también nos hemos coordinado con estas instituciones para que pudieran dedicar más recursos a quienes no tenían otro apoyo o llamada.

En resumen, la red de recursos que se ha ido tejiendo en este tiempo de dificultad nos enseña que si trabajamos juntos las situaciones adversas se pueden modificar y cambiar, y que una sociedad más humana es posible.

#lasolidaridadnocierra

Carmen Badiola y Mª Jesús Lanciano

Voluntarias de Bizi-Bete Irala

Área de Personas Mayores y Envejecimiento

Cáritas Bizkaia